domingo, 20 de mayo de 2012




   La producción de Gisela Yammal no puede sino pensarse en relación a un dispositivo que es importante analizar, porque prácticamente todo su desarrollo se ha articulado y articula –citando a Nicolás Bourriaud- en razón de “crear actos o situaciones ejemplares más que de fabricar objetos o imágenes” (aunque de hecho siempre los hubo). En otras palabras, prefiero entender que se trataría más bien de la posibilidad de configurar, organizar o prever un momento de vida en la interacción social con o desde el arte.
     Ante semejante reto – reto que tranquilamente podríamos entender como liberación del potencial creativo- la práctica artística no puede entenderse como un fin en sí mismo. ¿Aporta  algo a este “proyecto de vida” decir que algunas imágenes emergentes recuerdan cierto gesto “picassiano” en tanto simplificación y simbolización de formas referenciales –aves, estrellas, manos- o que dada su materialidad (cerámica) reconoce fundamentos en las artes decorativas de una larga lista de artistas que desde Gaudí en adelante sumaron al proyecto moderno la necesidad de volcarse al espacio, creando escenografías  públicas o semi-públicas con resto suficiente como para soportar los estragos del tiempo y la intemperie?.
      Estimo que en la posibilidad de interactuar con otros desde diferentes emprendimientos, devela una situación del arte que se refugia en actividades de gratificación mutua, como una manera de sortear las limitaciones propias de un contexto muchas veces hostil o indiferente.
      Avivar el deseo no es una expectativa menor  tratándose de cuestiones vinculadas al “arte”,  porque en primer término cada una de las iniciativas  llevadas a cabo con el impulso de Gisela Yammal se  han inscripto en  un horizonte de libertad que les ha permitido a todos los actores convocados satisfacer el propio deseo y si es posible el de los demás. Lo que se  estaría llevando a cabo – en estos murales, en el  equipamiento público ahora propuesto, en las convocatorias de participación colectiva y en todos los “encuentros” que estas iniciativas supusieron- es lo que Bourriaud define como “la invención del sí”, porque la existencia –de la artista y de todos los actores a los que ella es capaz de convocar- precede a la obra, es de mayor importancia que cualquier obra.
      Por eso prefiero entender estas iniciativas como “un discurso vivido” que les permite a todos ellos inventarse a sí mismos con lo que se mira, con lo que se produce, con lo que se usa o con lo que se disfruta. Desplazándonos del objeto y su mera imagen, el “arte” así entendido por Bourriaud “materializa relaciones con el mundo”,  “propone economías  de existencia”.
      La fuerza de este tipo de trabajo no está localizada en la producción de un bien intercambiable, sino puntualmente sobre el campo del deseo. Se trataría de una transacción entre el entorno, las relaciones sociales y la subjetividad humana. La imagen y su materialización pierden peso ante un dispositivo que permite un trabajo sobre la producción de sí a través de los signos y de los objetos, en definitiva –citando nuevamente a Bourriaud- un programa que permite inventarse un modo de vida y –sobre todo- sostener la voluntad de hacerlo .
 Gabriel Gutnisky







Gisela Yamal ya es egresada. En ella arte y  vida se acompañan, constituyen un modo de ser e interpretar la realidad.
La obra “Encuentro” esta concebida y ejecutada en función del Sujeto que va a habitarla, brinda la posibilidad de reunión e intercambio, en un espacio que conjuga  colores y referencias formales de alto valor simbólico.
La apropiación de este espacio por parte de la gente convalida las intenciones iniciales de Gisela, que remiten a posibilitar el dialogo como modo de reforzar las  relaciones humanas, compartir y socializar pensamientos, sumar al compromiso cotidiano y permanente  en la  construcción de ciudadanía
El espacio es abierto, pero  incorpora también la idea de protección y cobijo a través de la sombra del árbol existente, pensado como parte de la composición.
Hemos sido testigos del avance de su proyecto, realizado con pasión,   alegría y sentimientos.
Raul Calvimonte